Tsunami
Le di la espalda, pero igual oía. Oía el sonido del mar. Esta vez era distinto. No podía soportar el estruendo, parecían caballos, enormes caballos galopando hacia mí con la única intención de pisarme y de destrozarme en mil pedazos. Quería ser ciego para poder darme vuelta y no mirar. Sentía que ya estaba cerca, que ya miraba a mis espaldas, me di vuelta y la vi. La ola me miraba con sus ojos marinos, más alta que el caballo de Troya. Sonreí, cerré los ojos y no vi más.
Árbol muerto
El árbol que se había prendido fuego, ya estaba apagado. Sus ramas, ahora negras, antes eran marrones, amarillas y rojas.
Sus flores, ahora secas, antes decían tu nombre, pues ahora se olvida el viento de escuchar sus gritos, de pronunciar tu nombre.
El árbol ya está apagado, su corteza fría, sus ramas rotas. Ya no esperará setiembre, ya no esperará más rosas.
El árbol tiene miedo de los pobres, miedo de la guerra, miedo del hombre.
Pues solo un rumor de llamaradas apenas pronuncian tu nombre.
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la mujer de rojo y verde
no quería mirar el mar.
no es el viento y la marea,
ni el temor del vendaval.
la mujer de rojo y verde,
no quiere mirar detrás.
la desierta playa mira
y la espalda deja al mar.
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sueña
el niño se durmió parado
y nadie lo despertó
no quiere pesadillas
ni cuentos de terror.
quiere soñar
quiere soñar
duerme
duerme
sueña
sueña
el niño se durmió parado
y nadie lo despertó
donde esta su padre?
aquel que le pego.
quiere soñar
quiere soñar
duerme
duerme
sueña
sueña
el niño se durmió parado
y no quiere despertar
hay cosas que no quiere
verlas nunca más.
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verla gritar
el otro día te ví riendo
por una calle llena de viento
pisabas hojas que iban crujiendo
mientras los árboles se iban muriendo
se lo que te piden
se lo que pedías
pero no te pido
lo que piden y pedis
quiero verla gritar
quiero verla llorar
quiero verla bailar
abrazarla un poco más
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Santiago Ventura 
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